Tengo 43 años. Entré en el colegio en infantil en la C/ Cartagena. Me dio clase la Srta. Ascensión en el patio junto al escenario. La Srta. María iba a mi casa a darme clases particulares. En 2º me dio Charo en una casa vieja fuera del colegio (planta baja). Había un huerto, una hermana que se llamaba Mejías. Mi hermana Mª del Mar, que tiene un año más que yo, me hablaba mucho de ella. Había una pista donde hacíamos bailes. Mi hermana bailó de Luisa Fernanda. En tercero me dio Manolita ya aquí. En 4º Juani, 5º Ignacia. En 6º la Srta. Milagros, si no me equivoco, era mi tutora.
Me encantaba venir al colegio. Un día los profesores hicieron huelga, sólo estaban las hermanas y yo fui la única de mi clase que vino.
Del tiempo que estuve en comedor, siempre me quedaba la última, me castigaban. El primer plato me lo comía bien, pero el segundo ya no podía comérmelo. Muchas veces me metía la comida en el bolsillo y cuando salía, la tiraba. Recuerdo a Hna. Amor.
Me gustaba cantar en el coro. En navidad, mi madre no quiso hacerme la túnica blanca y entre los niños de mi clase y la profesora (Rosa, sustituta) me hicieron la túnica para cantar. Me sentí muy bien, porque me hacía muchísima ilusión participar. Es algo que nuca olvidaré.
En el descubrimiento de talentos bailé con mi hna. Sonia Mimi, con dos sillas y un paragüas cada una. No sentí vergüenza ninguna, a pesar de mi timidez.
En secundaria recuerdo al profesor Antonio. Yo estaba pendiente de mi compañera y me riñó. Me castigaban al pasillo, nos íbamos a otro curso castigadas detrás de la puerta por no hacer los deberes. Me daba mucha vergüenza. Se me daba mal la costura y la gimnasia.
Mi abuelo, Alejandro García Castillo, Delegado de Deportes en los años 70, colaboró en la construcción de instalaciones deportivas para el colegio.