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Recuerdos de… Teresa López Martínez

Recuerdos de… Mª Teresa López Martínez

Recuerdos de… Mª Teresa López MartínezEn julio de 1.975 mi novio me acompañó a una entrevista de trabajo en la C/ Cartagena, 16 con una hermana, probablemente Hna. Sofía Blasco, que me preguntó por los cursillos que tenía; le respondí que acababa de terminar la carrera, no me había dado tiempo de hacer cursillos, entonces mi novio le comentó que yo había estudiado piano. La hermana me enseñó una libreta gorda indicando que esas eran todas las solicitudes que había. Yo puse una cara de asombro, desilusión que ella debió notar porque me dijo unas palabras que no he olvidado: “No te preocupes, que los últimos serán los primeros”.

Me casé y me fui a Italia de viaje de novios. La abuela de mi marido, Dª. Luisa, había sido maestra. Al regresar de mi viaje de novios me dijo que habían llamado a su casa preguntando por Dña. Mª Teresa. Ella contestó que no era allí, que no vivía ninguna Doña María Teresa. Pensé si podría ser yo, pues lo de doña me resultaba extraño. En la incertidumbre, llamé a la C/ Cartagena, pero me dijeron que el colegio se había trasladado al Carril de la Farola S.N. Me costó mucho encontrarlo, pues estaba ya en la huerta. Me recibió Hna. Visitación Bas y me contrató. Casi todas las profesoras que había venían de la C/ Cartagena, nuevos fuimos una chica llamada Mari Carmen que daba matemáticas, un chico que era psicólogo, Loli Parra, Carmen Campoy y yo. A Loli y Carmen las conocía de la carrera, somos de la misma promoción.

El colegio era muy moderno. En los espacios adyacentes de patio que tenía cada clase, plantábamos flores y árboles frutales, eran clases muy activas. Tenía mucha luz por los pasillos, pero era una urna de cristal. Había tantos cristales que nos dábamos golpes porque no los veíamos.

La actual sala de profesores era APACAR y  la sala de profesores estaba en la actual capilla del primer piso.

El portero se llamaba Antonio. Vivía en una casita justo donde se encuentra ahora el edificio Estrella Polar. Al lado su hermano tenía un bar. Antonio tenía vacas, gallinas, verduras…y lo visitábamos como granja escuela, los niños veían los animales, cultivos…    Antonio nos trataba muy bien.

Cuando llovía, al no estar las calles asfaltadas, nos llenábamos de barro. Todos los días venían 7 autobuses de distintos puntos de Murcia. Los niños llevaban lacitos de colores para no equivocarse de autobús. Algunas de las monitoras de autobús fueron contratadas luego como profesoras.

Mi primer año de trabajo estuve en 1º de primaria con Maruja García. Había niños que venían de la C/ Cartagena y otros que llegaban al colegio por primera vez. Nos reunimos las profesoras y decidimos separar las dos clases de 1º por nivel de conocimientos. Me tocó el más atrasado. Maruja me ayudó mucho con su experiencia. Me venía pronto por la tarde para preparar clases. Me costó mucho. Opté por crearles hábitos de estar sentados, escuchar, no gritar… Traje las plantillas de letras de las prácticas que hice en el colegio Divino Maestro, que nos sirvieron para hacer murales.

Ese curso (1.975-76) el colegio optó por la coeducación y admitimos niños en 1º de primaria. Fuimos pioneros de colegios concertados mixtos en Murcia. Había 7 niños en todo el colegio Uno de ellos lo tenía yo en clase, era muy travieso y se llamaba Tomasín.

El segundo curso que estuve en el colegio, me pasaron a 5º. Era muy diferente, cuando vi que los niños me atendían, todo cambió. Me sentía muy bien.

Hna. Antonia Lucas daba clase de labores en segunda etapa, era muy exigente y cada año a final de curso hacía una exposición de todos los trabajos que realizaban los niños.

Hna. Visitación, como venía de las misiones, caminaba tranquila por los pasillos, en contraste conmigo, que iba como una moto.

Luego fue directora Hna. Asunción Perelló. Durante ese tiempo estuve dando clase en segundo y tercer ciclo de primaria y ya, siendo directora Hna. María Moreno, me nombraron coordinadora de 5º y 6º. Algunas veces llovía y entonces Sefi López Estrada improvisaba rápidamente unas migas y nos quedábamos a comer. En otras ocasiones Hna. María Moreno me mandaba hacer paparajotes y a Manola chocolate. Decíamos a los profesores que había un claustro urgente, algunos protestaban, y cuando llegaban a la sala de profesores, se encontraban los paparajotes con chocolate. Luego nos condecoraban por lo bien que lo habíamos hecho.

Todo el Claustro colaborábamos en las actividades del centro. Como anécdota importante para mí  que el día 23 de diciembre de 1977, estábamos poniendo el belén en el salón de actos y el día de nochebuena me puse parto.

Mis dos hijos fueron bautizados en el Colegio.

Al llegar como Directora Hna. Josefina Díaz me propuso la jefatura de estudios. Acepté, pero le comenté que no sabía cómo se podía hacer eso, ella me dijo que las dos empezábamos. Me enviaron a Madrid con los jefes de estudios de los colegios de Orihuela, Elda y Alicante para prepararnos. Hna. Mª José Parreño era la Delegada responsable de los colegios.

Yo me puse manos a la obra: confeccioné el planing de actividades de todo el curso que se sigue haciendo. Me estudié muy bien la ley en lo que se refería a mis competencias. Me planifiqué objetivos y actividades a conseguir con profesores, padres y alumnos desde la jefatura. En el aspecto pedagógico, planteé comenzar los departamentos. Acababa de implantarse la LOGSE.  Pedí un sitio físico y horario para ello. Hna. Consuelo Hernández era la ecónoma y le pedí espacios para tutorías.

Con los padres tenía buena comunicación y colaboración en la educación de sus hijos, propicié reuniones, comidas y cenas con padres y profesores para mejorar las  relaciones. Con los alumnos, escucharlos fue mi mayor objetivo. Con los profesores, procuré ser demócrata y consensuar todo lo que se iba realizando. De todo daba cuenta  a la directora. Pensaba que no se podía pedir nada que no se ofreciera, por eso preparaba material y se lo daba a los profesores: día de la paz, navidad, fichas de evaluación… Elaboré un cuadernillo de música para todo el colegio.

También hicimos modificaciones de espacios: Cambiamos la sala de labores para poner el laboratorio, montamos el aula de música  donde ahora está el primer ciclo la 1ª clase de la izquierda, luego pasó donde actualmente está 3º A y B en el primer piso. Otra habilitación importante fue cuando se iba a construir el colegio Infante II y alquilamos unas aulas para estos alumnos. Se instalaron 5 clases con sus profesores. Fueron años duros de convivencia. Los niños del otro centro tenían carencias, a veces en el recreo les quitaban los bocadillos a los nuestros y dijimos que mejor trajeran dos bocadillos para compartir, pero fue una experiencia muy bonita de convivencia y aceptación mutua.

Después de un año de jefatura en primaria, pasé a secundaria, donde estuve 12 años. Implanté de nuevo el viaje de estudios, que había sido suprimido años atrás, fui a los Pirineos para ver donde iban a ir nuestros alumnos. Además de los tutores, acompañaban a los niños algunos profesores y un padre.

En secundaria lo pasé muy bien. Yo era muy rígida en cuanto a uniformidad, horarios, disciplina, etc. Opté por quedarme en mi tutoría con los alumnos más conflictivos. Venían conmigo a todas partes.

Después de unos diez años de Jefatura, pedí a Hna. Josefina dejarla, pero ella me  decía que esperara a que se implantara la LOGSE en toda la Secundaria.

Entre 1.988 y 1.990 realizamos una actividad que nos marcó profundamente: fue el rodaje de la película “Una vida, un recuerdo”, la biografía de Madre Elisea. El guionista y director se llama Jaime Butler, pertenecía a la Asociación de Padres; el cámara era Antonio Verdud, los actores eran alumnos, padres, profesores y hermanas. La música fue compuesta por Agustín, hijo de la profesora Sefi. Fueron dos años de rodaje en los que lo pasamos muy bien, disfrutamos muchísimo,  conocimos en profundidad la idea que de la Congregación que tenía madre Elisea, la sencillez y profundidad de su vida. Tuvimos muchas dificultades. En Benidoleig había cables que nos impedían crear el ambiente de la época, además no nos dejaron rodar dentro de la casa de Madre Elisea, que pertenecía a unos particulares; tuvimos que tomar la fachada y montar una casa en Encebras simulando el interior de la casa. Rodamos en Encebras, Granada, Orihuela y algunos otros exteriores.

Mi marido y mis hijos también salieron en la película. Mi marido como el Padre Codinac y mi hija era hermana de Pepa.  Yo salí de monja en la muerte de Madre Elisea y en el capítulo de 1.922.

Sefi era monja también, Teníamos que ir en autobús, pues nos desplazábamos muchas familias, nos encargábamos de la intendencia, vestuarios, maquillaje…  Fueron dos años muy intensos, pero lo pasamos muy bien.

En 1.991, en la celebración del Centenario de la Fundación de la Congregación, que se realizó en la CAM de Orihuela, nuestro colegio se encargó de escenificar la internacionalidad de la Congregación carmelita, Lo titulamos “El sueño de Madre Elisea”. Trabajamos mucho. A la inauguración habían sido invitados a dos profesores por colegio. De Murcia íbamos Manola y yo, como profesora más antigua y como Jefa de Estudios, pero el día de la celebración murió mi padre. Mis hijos participaban: Virginio en la misa por la mañana y Mayte en un baile representando a República Dominicana por la tarde. Hna. Josefina me dijo que trajera a mis hijos al colegio, las hermanas se hicieron cargo de los niños mientras yo estaba en el tanatorio. Durmieron con ellas y al día siguiente los llevaron a Orihuela. Nunca olvidaré esta ayuda. Mi padre decía que las cosas hay que hacerlas en vida, y que después de muertos hay que bailar y pasarlo bien. Mi hija bailó mientras su abuelo estaba de cuerpo presente.

En el centenario lo pasamos muy bien, fuimos a Tales a un encuentro de Familia Carmelita. Hubo un ambiente muy bueno.

Cuando se implantó la LOGSE había que hacer el Proyecto Curricular de Centro y dentro de éste último el proyecto educativo por etapas, ciclos y departamentos. Se hacía la programación lineal desde tres años hasta catorce. Las cajas rojas tenían los objetivos generales y los adaptábamos a los valores carmelitas para darles el carácter propio de nuestra Congregación. Fue un trabajo largo, costoso y arduo. De ahí se derivaba el Reglamento de Régimen Interno. Defendíamos la diversidad y la elección de centro de los padres.

La jefatura de estudios me daba mucho trabajo, yo lo hacía con gusto. En mayo me dejaba todo preparado para el curso siguiente. A finales de agosto me incorporaba al trabajo para preparar el inicio del Curso. Muchas veces me quedaba trabajando sola en el colegio. Mis hijos me decían: Mamá ¿Por qué no eres mamá solo?

Por los años 90 tuvimos un profesor, D. Manuel Muñoz Hidalgo, actualmente un dramaturgo internacionalmente conocido, que infundió a los alumnos el amor  a la literatura a través del teatro. Fueron unos años de gran proyección de nuestro hacia el exterior, porque escenificamos nada menos que en la catedral la obra escrita por él “A Belén pastores”, donde participó gran número de niños del centro con la colaboración de numerosos padres. Participaban alumnos de todo tipo, muchos de ellos que tenían alguna deficiencia. También representamos “Semana de pasión” en Semana Santa, se cortaron las calles de Murcia para esta interpretación, una obra preciosa en la que participaron, junto con los niños,  actores de reconocido prestigio en Murcia como es Julio Navarro. A ambos actos fueron invitadas todas las autoridades civiles y eclesiásticas de la comunidad autónoma

Hacíamos convivencias de profesores con “pernocta” en Tales, en Encebras, Alicante…   Cuando se acostaban las hermanas, nos levantábamos profesoras de distintos centros, que previamente quedábamos, y hacíamos las mismas travesuras que hacen los adolescentes en este tipo de convivencias. Las hermanas no podían con nosotras y algunas se unieron.

Cuando había algún problema, la dirección siempre defendía a los profesores, luego personalmente se nos decía lo que hubiera que decir.

Me encontraba muy cansada de la Jefatura y necesitaba un cambio.  Me ofrecieron formar parte de FSIE y decidí liberarme. La Hna. Josefina me dijo “como amiga lo necesitas, pero como directora, te ahogo. Vuelve pronto”.  Estuve en excedencia forzosa durante diez años.

El último acto que celebramos en el colegio antes de marcharme fue el día de la paz. En la pista que había donde ahora está el pabellón, a los niños les  pintamos las palmas de la mano de blanco. Trajeron juguetes bélicos que quemamos en una falla colocada en el centro de la pista, cantando canciones de paz.

Hna. Josefina se puso enferma. Yo le dije que podía dejar el proyecto del sindicato, pero ella me respondió que no, que siguiera el curso de mi vida y que estaríamos en contacto. Tuvimos una relación muy buena y muy fluida y me hacía partícipe de cualquier innovación que se llevaba a cabo en el Centro. No venía a clase, pero no perdí la relación con el colegio. Participaba en convivencias, comidas… Asistía a todas las actividades que podía.

En septiembre de 2.007 me reincorporé al Centro. El colegio era muy distinto a como yo lo había dejado.  En estos últimos años he trabajado en segundo ciclo de primaria y me ha gustado la experiencia.

Actualmente tengo una jubilación parcial y el tiempo que dedico al centro lo hago con la misma ilusión y entrega que lo he hecho en toda mi vida de docente.