Llegué al colegio en agosto de 1.996. En el primer lugar que trabajé fue con la ESO, que empezaba ese año. Daba religión a 1º y 2º. Al año siguiente pedí a Hna. Josefina Díaz, entonces directora, que quería hacer una experiencia en tercer ciclo de primaria, pues nunca había trabajado con niños esa edad. Fue porque son niños que empiezan a despertar ya a la vida. Yo veía la posibilidad y la responsabilidad de irlos encauzando en la fe. Sus mentes están más nítidas, no tienen aún esa picardía de los mayores, son más limpios, más naturales.
Daba religión en algún 5º, pero era tutora de 6º, tenía una implicación más amplia con ellos. Les daba Conocimiento del Medio, lengua y religión. Llegaron a tener una experiencia bonita de Jesús. Al entrar en la clase siempre pedían cantar “Creo en Jesús”.
Fue un grupo en el que nos sentimos muy compenetrados. Ellos conmigo y yo con ellos, sentíamos cariño, respeto.
Me sentí bien con la comunidad, muy bien con el claustro y gocé muchísimo con el curso. Los niños me tuteaban, pero nunca ninguno me faltó al respeto.
Con los padres también tenía muy buena relación.
Doy gracias a Dios por esta experiencia tan gratificante.