Herramientas de accesibilidad

Viaje de Estudios ESO 2019

Viaje de Estudios 4º ESO 2019

Viaje de Estudios 4º ESO 2019Praga volvió a demostrar que no es conocida como la París del este por casualidad (incluso hay una imitación de la Torre Eiffel en lo alto de una de sus colinas, la torre de Petrin ). Es una ciudad absolutamente majestuosa, bella en cada esquina y con una historia difícil de superar que ha forjado el espíritu de una población local tenaz y luchadora.

 

 

El día dos de abril, aún en plena madrugada y con noche cerrada, partimos 56 alumnos y 3 profesores cargados de ilusión y energía ante un trayecto que sabíamos no iba a ser sencillo. Tras llegar al aeropuerto de Alicante y facturar, tomamos un vuelo con destino Viena para hacer una parada de unas 3 horas y así disfrutar de tal magna ciudad imperial. Pudimos contemplar la imponente catedral y su peculiar gastronomía, en la que destacan unos postres de excepción que hicieron las delicias de cada uno de nosotros. Pero teníamos muy presente que nuestra visita a tierras austriacas era fugaz y, sobre las 15:30, cogimos el autobús de dos plantas que nos llevaría hacia el Hotel Olsanka, en el distrito de Praga 3 y a solo 10 minutos del casco histórico de la ciudad checa. Llegamos al mismo en torno a las 21:00, únicamente para cenar y marchar a las respectivas habitaciones a descansar ante el próximo día que nos esperaba.

 

Amanecimos con un reponedor desayuno en el buffet del hotel y sin demora, marchamos en nuestro bus hacia el castillo de Praga, el más grande del mundo si contamos con su complejo palaciego. El día era soleado y simplemente perfecto para, desde el punto más alto de la ciudad, tener una perspectiva del skyline de Praga sin igual, y así contemplar la ciudad de las cien torres en todo su esplendor. Sin duda, la joya de la visita fue la catedral de San Vito, grandiosa cuando uno se posa ante sus pies y aún más deslumbrante cuando se visita su interior. Desde allí y en un cómodo paseo, fuimos bajando al barrio de Mala Strana, o ciudad vieja, y antes de llegar a la parte más turística de la ciudad, hicimos un parón para degustar la cocina checa: gulash, que es su interpretación del estofado de ternera; svickova o solomillo en salsa local y sin duda, el plato que más interés despertó entre los alumnos, el trdelnik, unos rollos de harina y con forma cilíndrica hechos a la brasa, cuyo interior está vacío y se puede rellenar a gusto del consumidor. Sin duda fue el producto estrella de nuestra estancia en Praga y los alumnos del centro dieron buena cuenta de ello, especialmente con la Nutella como aliada.

 

Tras unas horas de descanso, retomamos la marcha hacia el Muro de John Lennon, una serie de graffitis y pinturas que surgieron de forma espontánea tras la muerte del artista en 1980, cuando la población checa empezó a recordarle en esta pared como símbolo de paz y libertad. Y sin detenernos demasiado tiempo proseguimos hacia el Puente de Carlos, uno de los símbolos más reconocibles de la ciudad que ha sido escenario de reconocidas películas de la historia como Misión Imposible 1. Con medio kilómetro de longitud y siempre abarrotado de turistas, su paseo es una de las experiencias que no se olvidan, pudiendo contemplar esculturas católicas a sus lados y unas incomparables vistas del río Moldava.

 

La tarde finalizó con la visita al centro histórico de la ciudad y su famoso reloj astronómico en el que cada hora en punto se abren unas ventanas por las que aparecen los doce apóstoles. Los alumnos tuvieron tiempo para hacer compras y descansar y sobre las 19:00 marchamos al hotel para cenar. No obstante, aún quedaba la guinda del pastel. Tras la cena, el autobús nos llevó a uno de los muelles del río Moldava y allí nos esperó un barco en el que estuvimos unos 50 minutos disfrutando de unas vistas inolvidables. En un mismo día contemplamos la belleza de una ciudad desde dos prismas, con luz y al anochecer. Fue el colofón a un día tan largo como especial.

 

El tercer día del viaje estuvo dedicado a revisitar la historia checa contemporánea, que es también la historia de una Europa que sufrió la tiranía de pensamientos unilaterales que proponían la aniquilación y exterminio de aquellas culturas que no consideraban dignas. Y uno de los mejores lugares para comprender lo que ocurrió en centroeuropa entre 1939-1945 es el campo de concentración de Terezin. Pese a no ser un campo de exterminio, como el caso de Auschwitz, fue una visita sobrecogedora en la que pudimos descubrir y sentir de primera mano las condiciones de vida de los presos y las inhumanas condiciones con la que se les trataba, acabando con su vida en algunos casos. Esta fue, sin duda, una de las experiencias más importantes de este viaje de estudios. La de conocer en primera persona uno de los procesos más remarcables y tristes de la historia de la humanidad.

 

Regresamos a Praga todavía impresionados por lo vivido en Terezin, y esa misma tarde, acudimos a otra de las zonas más importantes de la ciudad: el barrio judío. En primer lugar, visitamos la Sinagoga Española, de estilo morisco similar al que podemos contemplar en nuestra querida Granada, y que fue utilizada por los nazis como almacén de bienes confiscados a los judíos durante la 2ª Guerra Mundial. Posteriormente, tras andar unos cientos de metros, llegamos hasta el cementerio judío de la ciudad, que sorprende por el aparente caos de sus lápidas de piedra, que aparecen sin orden establecido, y que en algunos puntos llegan hasta doce niveles de enterramientos, los unos sobre los otros. Pese a haber unas 12000 lápidas, se calcula que hay en torno a 100000 personas enterradas.

Sin duda, fue un día emotivo y atípico, en el que conocimos los horrores a los que puede llegar la humanidad y también, la forma de vida de otras culturas.

 

Para el penúltimo día estaba planificada una visita a unas 2:30 de la ciudad, lo que significaba madrugar, coger fuerzas con un buen desayuno y preparar cuerpo y espíritu para visitar Cesky Krumlov, ciudad medieval que es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. La lluvia volvió a brillar por su ausencia y nos permitió descubrir una ciudad de cuento, donde parece que el tiempo se ha detenido y en la que series históricas como Juego de Tronos ha rodado algunas escenas. No solo el paseo por la Ciudad Vieja fue impresionante, sino que en el barrio de Latrán, con las características casas pequeñas y repleto de peculiares comercios, nuestros alumnos compraron recuerdos para familiares y amigos.

 

Justo cuando el cielo empezaba a oscurecerse tomamos el bus de vuelta a Praga, en el que se notaba una sensación agridulce en el ambiente: la de estar disfrutando y descubriendo lugares y a la vez, saber que era nuestra última noche en la capital checa.

 

El último día apenas descansamos, ni alumnos ni profesores, debido a que a las 05:00 am debíamos subir al bus de vuelta al aeropuerto de Viena, desde donde volaríamos a Barcelona para hacer escala hasta llegar a Alicante. Fue un día larguísimo, pero mereció la pena porque hasta faltos de fuerzas, los alumnos dieron su mejor versión e hicieron de un día de trámite una experiencia inolvidable y de hermandad entre todos.

 

Queremos remarcar desde el profesorado la gran nota que han sacado los alumnos asistentes a este viaje de estudios. Y no nos referimos a términos académicos. Todos y cada uno de los asistentes al viaje supo comportarse en todo momento, acatando nuestras instrucciones, siendo responsables en su tiempo libre y creando un clima de compañerismo y felicidad muy difícil de alcanzar. Esta generación de 4º de ESO va a ser inolvidable para el centro y este viaje de estudios fue la ratificación de cuánto les vamos a echar de menos.

 

Gracias, chicos/as, por la altura a la que habéis estado en este viaje, tanto en vuestra faceta de alumnos como en la personal. Estamos muy orgullosos de haber viajado con una generación así y no tenemos duda de que el futuro os está esperando con vuestros mejores deseos.

 

Acceder al albúm de fotos

Viaje de Estudios 4º ESO 2019