El pasado día 12 de abril celebramos en nuestro colegio un “Vía Crucis” con nuestros alumnos de Secundaria, profesores y hermanas. Participaron todos los cursos encargándose cada uno de una estación y además cantamos antífonas que nos ayudaron a poder entrar en este misterio.
Fue muy emotivo porque nos ayudó a reflexionar sobre el sufrimiento y el valor de la “cruz”, pues estaba contado por la Virgen María, que acompañó a Jesús durante su pasión y muerte y, a su lado, vivió su propio “Vía Crucis”. Ella mejor que nadie para contarnos lo que es el dolor, el sufrimiento de tantas personas que pasan por la misma situación. Por eso es María la que mejor puede consolarnos y sanarnos de tantos sufrimientos y heridas que llevamos en nuestro corazón, nos ayude a coger nuestra cruz para poder entrar en la muerte y resucitar después a una nueva vida.
La experiencia fue bastante sanadora pues pudimos experimentar lo que dice San Mateo en su evangelio (Mt 11, 28-30): “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera”. Cristo ha venido a este mundo con una única misión: hacernos libres y no esclavos del pecado, quiere que seamos felices y para eso ha entregado su vida por nosotros, nos ha amado hasta el extremo, entregando hasta la última gota de su sangre, enseñándonos de esta manera lo que es el amor, lo que es dar la vida por el “otro” y de esta forma dar sentido a la nuestra.
Ya en la capilla leímos una monición, antes de besar la cruz, que nos invitaba a verla como una paradoja, es decir, que ésta no sólo ha sido un instrumento de muerte sino también de resurrección, de vida, por eso besar la cruz es aceptar en nuestra vida, todo lo que en ella sucede, lo que nos gusta y lo que no nos gusta, sabiendo que Dios, a través de ella, tiene para nosotros un plan de salvación. El sufrimiento, nuestras debilidades, nuestros miedos están vencidos por medio de la cruz de Cristo. No tengamos miedo ni queramos escapar de ella. Dios nos quiere regalar una vida en plenitud, aceptemos nuestra cruz, la cruz de cada uno, pues ella será la que nos lleve a la VIDA ETERNA.
– Fotos del acto –