Entré en el colegio en 1.977 con tres años. Vivía en el edificio de la Diputación. Recuerdo a la profesora Mª Dolores Guirao porque era muy cañera. Yo tenía vergüenza de leer en público y ella me obligaba a hacerlo. Ahora valoro su esfuerzo. También recuerdo A José Manuel, un gran profesor de matemáticas. Hna. Josefina, buenísima. He conservado buenas amistades del colegio, como Santi Iniesta, que sigue trabajando ahí, también a Belén Santiago, hija de Carmina Marín. A lo largo de la vida recapacitas, introduces todo los valores que te han transmitido y ves que forman parte de ti. Cuando terminé 8º, en un primer momento, mi reacción fue: “Quiero perder de vista el colegio”. Pero cuando tuve mi primer hijo, aunque vivía en San José de la Vega, lo primero que dije fue: “Quiero que vaya a mi colegio”.
Aunque yo era muy polvorilla, ahora te das cuenta que todo lo que te han enseñado lo llevas dentro y te ayuda en tu vida.
Actualmente estoy en la Asociación de padres porque valoramos a los niños, también nuestro colegio. Cuando me propusieron de presidenta del AMPA sentí miedo porque era una gran responsabilidad, pero pensé: “¡Qué manera tan bonita de poder ayudar al colegio que me ha comunicado los valores que vivo hoy, sobre todo los valores cristianos!”
Recuerdo las concentraciones deportivas con Chelo, ¡me encantaban! Ese día era para mí como si ganara una medalla de verdad. Recuerdo el olor característico del gimnasio. Cuando entré ya de mayor recodé un baile que hice con Belén para un festival de fin decurso.
A Loli Parra, en una ocasión, le dije:”La semilla que sembráis, al final crece”, porque se sorprendió de que me hiciese catequista.
Recuerdo cuando le rezábamos a la Virgen del Carmen, las oraciones que hacíamos. Yo ahora rezo y le inculco a mis hijos que lo hagan. Una cosa que me gusta de este colegio es que nos dais la libertad de entrar, salir, hablar con un profesor… Es mi segunda casa.