Estuve en el colegio de Murcia de 1. 973 ó 74 hasta 1.984.
En la C/ Cartagena se llamaba Colegio Nuestra Señora del Carmen. Las hermanas que formábamos la comunidad en ese tiempo éramos: Hna. Mª Jesús Bibiloni, Mª Jesús Martínez, Fátima Tenza, que era la directora, Mª Jesús (Trinidad) López, Amelia Monedero, Carolina Cánovas Sardina, Trinidad Segovia, Elena Sanz y como superiora estaba Hna. Trinidad Garrido.
Recuerdo que había dos clases de párvulos. En una estaba Hna. Amelia Monedero y en otra Hna. Trinidad López y yo, que compartíamos clase y estudiábamos… En las habitaciones de arriba había otra clase donde Maruja García empezó a trabajar. Juani Munuera me suplió cuando me iba a examinar de Historia del Arte. Al llegar ella, ocurrió una anécdota muy graciosa: Habíamos cogido las niñas de las Luisas, que tenían el colegio en la esquina de San Bartolomé, lo llevaban Hijas de la Caridad y cerraron. Nosotras asumimos esas niñas con el fin de tener alumnado para el colegio nuevo. También asumimos algunas profesoras: Srtas. Charo y Mª Dolores Guirao. Como no teníamos suficiente sitio, alquilamos una casita en la C/ de la paja, que yo bauticé con el nombre de “El chalet”. Pues bien, llegó Juani a suplirme y le dijeron que me buscara en el chalet, que estaba a la vuelta de la esquina. Ella fue, volvió la esquina, pasó las casitas viejas que había donde estábamos nosotras y caminó largo rato buscando un chalet de verdad. Como no nos encontró, regresó al colegio diciendo que no sabía dónde estaba el chalet ¡Ya podéis imaginaros la risa que tuvimos con ella durante bastante tiempo!
A final de curso hacíamos festivales. Cuando construyeron la cancha, hacían allí las escenificaciones. El primer patio era de terrazo, como piedras clavadas. Los padres participaban mucho en la elaboración de los disfraces de los niños. Un año los niños que iban a hacer la primera comunión se disfrazaron de soldados ingleses, desfilaron, hacían cambios de pasos. Otro año salieron de patito, eran los más pequeños. Eli, la hija de Maruja salía aún con pañales.
Las clases de los mayores estaban sobre el claustro, eran 6 clases de 3º, 4º, 5º y 6º.
Había chicas residentes en el huerto junto al colegio en dos pabellones, el salón de actos lo convertimos en habitaciones. Encima del salón de actos estaba la residencia y encima del comedor de las hermanas, el comedor de las residentes. Eran chicas que venían de Cartagena, Águilas y otros pueblos para estudiar en la universidad.
El colegio tenía dos clases en el patio, una del comedor y otra más cerca de la entrada. En el primer piso había 4 clases. Antes del coro estaba la clase de labores. Había otra clase saliendo al pasillo desde el coro, clases de 1º y 2º. El coro se habilitó para acoger a dos señoras, una que estaba en la portería y otra que era madre soltera. Su hija se quedaba con nosotras mientras la mamá se iba a trabajar. Era auxiliar de clínica y cuando la Arrixaca se trasladó al palmar, entró a trabajar allí.
Hna.Mª Jesús Bibiloni estaba obsesionada con los gatos. Escribió un artículo en el periódico La Verdad sobre ellos, pues en el huerto había muchos. Las vecinas nos traían camarrojas, que se cogían del campo. Las hervíamos para la cena y ella, que era muy graciosa, cogía su plato diciendo: camarrojas pa cenar…
Las profesoras que había eran: Manolita, su hermana Fina: guapa, fina, amable, delicada, atenta… Mari, Carmen Campoy, Asunción Laborda e Ignacia. Estuve un curso en el chalet. Los fines de semana lo rociábamos de lejía. Yo citaba a los niños que iban a hacer la primera comunión el sábado en esas casas, mientras yo limpiaba ellos venían detrás rezando el padrenuestro. Los padres los traían. Hna. Mª Jesús decía: “Paecen el rabo”.
Con las niñas mayores estaban: Hnas. Fátima y Mª Jesús Martínez, que les daba clase de piano, las señoritas Manolita y su hermana Fina.
Para realizar el cambio al Carril de la Farola venía el Sr. Villegas, constructor del colegio, con los camiones y se llevaba los pupitres para allá. En el salón del nuevo centro los fregamos.
Había 2 clases de cada curso. Niños en infantil. Yo estuve con 3 años con Ascensión Laborda. La señorita María no tenía título y se tuvo que ir, le salió algo en el ayuntamiento de Murcia. Llevaban 3 y 4 añitos Hna. Amor Bernal y Adela Cuenca. Hna. Mª Jesús y yo continuamos compartiendo la clase. Ella estudiaba Decoración y yo Artes Aplicadas con la especialidad en Repujado en Cuero. Se pretendía que el colegio impartiera una rama de formación profesional, por eso varias hermanas estudiaron en estas escuelas, pues había un proyecto de poner Formación Profesional para los chicos que no querían ir al instituto, pero luego salió otra ley, vieron que lo que convenía era completar la EGB. y ya no había espacio para este proyecto.
En el nuevo colegio había muchísimo espacio ¡Con lo apretados que habíamos estado en los últimos años! Sin embargo, el gran problema que teníamos eran los cristales: tropezábamos continuamente. Una noche hubo una reunión de padres y entraron por la rampa la Sra. Carmen, madre de Carmina, que se encargaba de hacer los bocadillos. Yo estaba orientando a los padres. Entró un señor por la puerta lateral y atravesó el cristal. Se hizo rasguños en las manos.
La Comunidad de hermanas en el colegio nuevo estaba formada por: Hna. Visitación Bas, Directora; Hna. Trinidad Segovia, Trinidad. Garrido, Amelia Monedero. Trinidad López, Antonia Lucas, Fátima Tenza, Amalia Cortés y servidora.
El uniforme cambió con Visitación después de un curso o dos a falda y pantalón marrón y polo blanco.
En esta época los padres estaban muy integrados en el colegio. Representaron “La Caperucita feroz” en la fiesta final de curso El salón de actos tenía un escenario, donde se hacían los belenes vivientes y las obras de teatro.
Los vecinos, que eran personas sencillas, encantadoras, de huerta, tenían mucha confianza con las hermanas, era una relación muy bonita. Las hermanas salían al autobús con botas katiuskas. Nos íbamos a la C/ Cartagena a limpiarnos los zapatos. Hna. Trinidad Garrido se fue a Clausura al Císter. Para que la familia no la echara de menos, fuimos a la boda de su sobrina Mari Carmen. En Mariano aroca nos limpiamos el barro con un paraguas viejo que encontramos y en la C/ Cartagena nos limpiamos los zapatos. Cuando llovía, las hermanas cogían en jarras a los niños de infantil de dos en dos y los llevaba al autobús para que no se llenaran de barro.