Muchos meses pensando en este Viaje de Estudios fin de etapa: tres días con sus dos noches fuera de casa, siendo más exacto, en el campamento Finca Caruana (Totana), rodeados de naturaleza y de actividades y momentos con los que disfrutar por doquier y que quedarán, estoy segur@, en mi recuerdo. Y, por supuesto, con mis compañeros, amigos y profesores, que me acompañan en mi día a día y que son parte de mí también.
Me abro a vosotros, lectores, para compartiros, en forma de diario, mis días por aquí y, por qué no, si mi memoria sufriera algún lapsus, tener vivo mi recuerdo.
Día 1: miércoles 5 de abril
Me despertaba ya sabiendo que el de hoy sería un día muy distinto a los demás. Cargado de maleta, o quizás, “maletón” me dirigía a mi colegio donde mi grupo, mis profes y, claro, un autobús me esperaban para dirigirme rumbo al Campamento Finca Caruana, en Sierra Espuña. Justo al arrancar el autobús, a mis padres les ha comenzado a llorar los ojos y es que la primavera y las alergias… es lo que tienen. Tras poco más de una hora de trayecto y sin incidentes que destacar, salvo esa leve demostración de mi compañera en un esfuerzo por enseñarme el funcionamiento del aparato digestivo desde su proceso intermedio hasta el inicio, llegábamos al campamento donde nos recibían, entre otros, Antonio, Rocío, Álvaro y María: nuestros monitores. Me consta que desayunan bien porque vaya ritmo marcaban. Nos daban la bienvenida y, después de llenar el hueco que el viaje había producido en mi estómago, nos ayudaban a instalarnos en nuestras tiendas de campaña, la “mar de apañadas”.
Pasamos todo el día con actividades varias: espeleología, juegos tradicionales y carreras con obstáculos. ¡Una pasada!
Con la espeleología creo haber demostrado que me merezco un 10 en Educación Física. (Nota: hablar con Rodolfo). Me he colado por agujeros minúsculos y a veces, “he acariciado” levemente las rocas pero es que si no, pues no tiene gracia. En la cueva, Antonio, me ha enseñado estalactitas y estalagmitas, “banderas o lonchas de bacon” y “palomitas”. Creo que esa clase me la salté en el cole porque por lonchas de bacon y palomitas entendía algo muy distinto.
La carrera con obstáculos se parecía más bien a uno de esos programas americanos de competición y en parte me sentía como en la tele con tanto flash. Yolanda también ha participado. Creo que sigue por allí todavía ;-).
Hoy no siento la necesidad de remolonear con la ducha.
He escuchado algún grito a lo lejos pero no me asusta; había partido de fútbol y la pasión se ha desatado.