Un Ángel desde el cielo.
La comunidad Educativa del Colegio Santa Maria del Carmen de Murcia, desea dar gracias a Dios por la vida de Alfonso Godoy López, padre de 3 alumnos de nuestro centro, que ha partido a la casa de Padre celestial el 5 de agosto de 2021, como ha vivido, siendo un ángel la luz y dejando una estela de paz, en medio de quienes le conocimos.
Para todos aquellos que estén interesados el lunes 6 de septiembre a las 20:30h se hará una misa por su eterno descanso en la parroquia de Santa Eulalia.
Compartimos con todos unos escritos de un buen amigo suyo que le describe.
LA MISIÓN
Todos nacemos con una misión que cumplir.
Hay personas que lo tienen claro desde bien pequeños. Hay otras, que lo descubren en alguna de las distintas etapas a lo largo de la vida. Y por último existen otras, que nunca la encuentran o se niegan a reconocerla.
Hace unos meses, a principios de este año por “causalidades” de la vida, conocí a una persona que tenía muy clara cuál era “su misión” en la vida y lo que es más significativo aún, lo que disfrutaba con ella. Desde el principio, nuestras conversaciones y encuentros diarios me fueron descubriendo a una persona con una vitalidad, energía, compromiso y sentido común, como hacía tiempo no había conocido. Su inteligencia y gran corazón hacían que pudieras hablar con él de cualquier tema con total confianza y naturalidad. Siempre dispuesto a opinar y a ayudar. Su personalidad y actitud me hicieron saber desde el primer día, que era de esas personas que agradeces encontrar en tu camino y de las que aprendes en muchos aspectos. Gente comprometida socialmente, defensora de las injusticias y siempre buscando el bien común.
Esta persona, llevaba varios años luchando contra una enfermedad que no lo dejaba en paz. Aun así, su fe inquebrantable le hacía no bajar la guardia y mostrar al mundo un positivismo, alegría e ilusión, envidiables. Y puedo asegurar, que era real y para nada forzado. Su entereza y fortaleza han sido dignos de admirar por todo aquel que ha tenido el inmenso placer de conocerlo. Siempre su sonrisa y buen humor, como tarjeta de presentación.
Así, con su “buen rollo” habitual nos despedimos el pasado 28 de junio (último día de colegio), deseándonos mutuamente un feliz verano.
El pasado 5 de agosto, Alfonso fue llamado a la presencia del Señor. Su misión en la “tierra” concluía para empezar una más importante en el Cielo. Ha sido uno de los días más difíciles de mi vida. La noticia me cayó como un “gran jarro de agua fría” por inesperada y por dolorosa. Una tristeza y una pena muy grande se apoderaron de mi cuerpo, alma y corazón.
La gente de mi entorno me pregunta, cómo me ha podido afectar tanto, si no lo conocía más que unos meses. Yo siempre respondo lo mismo. No ha sido la cantidad sino la calidad de nuestra amistad. Coincidimos en muchas opiniones, forma de ver la vida, fe cristiana, deporte…Hubo muchas sinergias y coincidencias en nuestra forma de ser, que me hacían sentir que lo conocía desde hacía años. Tengo claro que, si a mí me ha dejado un gran vacío su ausencia, a los que realmente lo conocían desde hace años, no quiero ni pensarlo.
El mundo sería mucho mejor, si hubiera más “Alfonsos” en él.
Torre Pacheco, El Palmar, Santa Eulalia y el colegio Santa María del Carmen, entre otros, lloran desconsolados por la pérdida de un ser excepcional en el amplio sentido de la palabra.
No me cabe la menor duda, que allí donde está, habrá empezado a organizar al personal, a revolucionar el día a día con su ímpetu y que se habrá puesto “manos a la obra” para iniciar su nueva misión: AYUDAR Y PROTEGER a su familia en particular y a todo el que lo necesite en general. Un Ángel de la Guarda.
Estos días he mirado mucho al Cielo y he visto en varias ocasiones una sonrisa muy amplia dibujada en él. Él era así.
Tenemos que hacer valer y extender el legado dejado por personas como él. Y no son las típicas palabras que se tienen que usar en estos casos, son palabras basadas en unos hechos reales y constatados. Ha sido y será siempre, un ejemplo a seguir en muchos aspectos. Nunca lo olvidaremos.
En estos días, una vez pasado el impacto inicial, me encuentro sumido en una profunda melancolía. Esta emoción es una de las más intensas que hay, ya que por un lado mezcla tristeza por la pérdida y, por otro lado, alegría del recuerdo de todo lo vivido con él.
En breve, empezará de nuevo el colegio y su “hueco” en la entrada y salida del mismo, será imposible de rellenar. Se me va a hacer muy duro y extraño no verlo allí.
Descanse en Paz y en Gloria esté, donde se merece estar sin lugar a duda.
Dios Bendiga y la Virgen Guarde a su familia, en especial a su mujer Mayte y a sus tres hijos, Laura, Alejandro y Álvaro.
Recemos por él y por ellos. Así lo querría él.
Muchas Gracias, Alfonso Godoy.
Tú AMIGO, Rober.