Yo he estado en la comunidad del colegio de Murcia en tres ocasiones.
La primera fue desde octubre de 1.981 a septiembre de 1.983. Profesé el 18 de octubre. Me habían puesto una suplente y comencé a dar clases a primeros de noviembre de 1.981. Daba lengua española y religión en segunda etapa. Fui tutora de 8º B. Era directora Hna. Asunción Perelló Senent. La comunidad la formábamos, además, Hna. Mª Teresa Godoy, superiora y maestra de junioras, Hna. Trinidad Garrido, Antonia Lucas, Salvadora Bañón, Amor Bernal, Presentación García y las junioras: Mª Dolores Crouseilles, Mari Carmen Aparicio, Josefina Goterris y servidora.
La señorita Chelo daba Educación Física y las niñas hacían unas tablas de gimnasia muy bonitas con cuerdas, aros, pelotas y mazas. Los niños, que iban subiendo paulatinamente, llevaban como uniforme de Educación Física camiseta y pantalón corto blanco con listas marrones. En aquella época, cada año el APA de los distintos colegios organizaba una concentración deportiva. En el 82 tocó en Murcia, y como no cabíamos en el colegio, lo celebramos en el Valle. Hizo mucho aire, los niños actuaron en un campo de fútbol con pista de tierra y deslució mucho. Celebramos una eucaristía allí.
La superiora general, Hna. Socorro Font, escribió una carta a las hermanas que teníamos posibilidad de trabajar con jóvenes animándonos a formar grupos de jóvenes como línea prioritaria del Capítulo General recién celebrado. Les llamábamos grupos de reflexión. Convoqué a los que se habían confirmado de la parroquia de San Benito y salió un grupito con el que hicimos muchas actividades, como una convivencia a Aguilas.
Yo di clase de lengua en el primer grupo que subía de chicos cuando llegaron a 7º de EGB. Usábamos los textos de Lázaro Carreter de Anaya. Había 45 alumnos en esa aula, que, por cierto, eran bastante traviesos. Hacíamos ejercicios espirituales con las alumnas de 8º. Las llevamos a Encebras un fin de semana (viernes, sábado y domingo)
En septiembre del año 1.983 me trasladaron al colegio de Alicante, en 1.987 regresé al colegio de Murcia, siendo ya directora Hna. María Moreno. Cuando llegué en septiembre, la Directora me dijo: “Piedad, eres la última que ha llegado y nadie quiere dar clase de Educación Física en Segunda Etapa, así que te ha tocado”. Me tocó. Cambié el hábito por el chándal y daba además Ciencias Naturales a un 6º y apoyos por todo el colegio. En aquella época, cuando faltaba un profesor y no había quien le supliera, yo lo hacía, así que en muchas ocasiones me veía con dos o tres cursos en la sala de proyecciones supliendo a mis compañeros. Por las tardes iba a estudiar inglés a la Escuela de Idiomas.
Estuve hasta 1.990. Fueron tres años muy intensos, donde colaboraba en pastoral con Hna. Mª Teresa Lozano, participaba mucho en la parroquia en un grupo de jóvenes, que creció tanto que tuvimos que dividirlo. Hna. Rosmari Rondán me ayudaba. Se produjeron muchos cambios a nivel de organización y estructuración del colegio, donde los profesores colaboraron con gran esfuerzo y muchas horas de trabajo. Destaco la labor de la jefe de estudios Sta. Mª Teresa López, que en ese momento era el brazo derecho de la directora, Hna. Josefina Díaz Mendoza.
En ese tiempo, las hermanas Superioras me propusieron ir a África para formar a las postulantes y novicias. Cuando acepté, sentí una gran libertad de poder ir a cualquier parte, una gran confianza en Dios, que yo experimentaba que estaba conmigo en esta delicada misión y un dolor profundo de dejar la docencia, que tanto me gustaba. Recuerdo que uno de los últimos días que pasé en el colegio me puse al pie de la escalera de entrada mirando la salida de todos los alumnos y despidiéndome de ellos en mi interior. Sabía que comenzaba una nueva etapa de mi vida, y realmente así fue, pues después de vivir una guerra, ves las cosas de modo muy diferente.
En 2.005, a causa de la enfermedad de mi madre, me trasladaron al colegio de Murcia para poder atender a mis padres mayores y enfermos. Noté enormes cambios en el colegio: Director y jefes de Estudios con las hermanas mano a mano en Equipo Directivo, respondiendo a las necesidades reales de las familias en un esfuerzo continuo de superación y actualización de la enseñanza; el claustro y el PAS somos grupos numerosos que buscamos crear y recrear fraternidad para comunicar valores cristianos carmelitas a nuestros alumnos y sus familias; la relación con la parroquia continúa siendo muy estrecha, de modo que nuestros alumnos tienen como referencia de comunidad cristiana la parroquia de San Benito y muchas familias del colegio están muy integradas en ella; la Asociación de Padres organiza unas actividades inolvidables para nuestros alumnos…
En esta época he dado clase de francés y religión en secundaria y primaria, además de ser la responsable de pastoral cuando Hna. Inmaculada López se marchó a Ruanda.
Agradezco a Dios tantas personas que forman parte de mi vida en este colegio de Murcia: las hermanas con las que he convivido, tantos padres y madres, sacerdotes, catequistas, monitores y chicos de JuCar, miembros del PAS y del Laicado Carmelita, alumnos, profesores y vecinos que me han ofrecido su amistad y con quienes comparto mi vida.
Deseo agradecer a D. Juan José Motos Lajara su generosidad al aceptar durante tantos años la responsabilidad de dirigir este colegio, el impulso que le ha dado y el cariño con que lo ha hecho; a los distintos Jefes de Estudios que han pasado durante estos años y que están actualmente coordinando toda la labor docente del Centro; los Coordinadores de Ciclo que tanta ilusión ponen en su labor; todos los profesores que trabajan con ahínco cada día en la educación integral de nuestros alumnos; todos los miembros del PAS que, sintiendo el colegio como su casa, ponen todo de su parte para que las instalaciones estén limpias y las personas sean atendidas como es debido… ¡En fin! tanto esfuerzo y horas de trabajo que no se ven, pero que están ahí dando el fruto que Madre Elisea soñó:
“Cuánto me alegro que trabajéis por el bien de esos niños que Dios tanto ama”