Poco a poco el espíritu navideño está llegando a todos los rincones del mundo. La comunidad cristiana se prepara para celebrar el nacimiento de Jesús, nuestro Salvador, al que llegaron guiados por una luz en la oscuridad. Una oscuridad que, desafortunadamente, ha invadido un espacio natural emblemático de la región de Murcia: el Mar Menor.
Todos conocemos la situación tan grave en la que se encuentra la laguna salada más grande de Europa y, por tal razón, nuestros alumnos se han puesto manos a la obra para dar visibilidad a este problema que nos coge tan de cerca, realizando diferentes trabajos que ya lucen en los pasillos de nuestro centro.
Los alumnos de Infantil y primer tramo de Primaria, en colaboración con las familias, se han encargado de dar vida a un sinfín de especies marinas que habitan (o habitaban) en el Mar Menor y que nunca debieron perder, utilizando para la elaboración de los mismos material reutilizable. Del mismo modo, los alumnos de segundo tramo han querido reflejar el estado de la laguna en las últimas cinco décadas a través de un recorrido en cuatro etapas diferentes. Peces, medusas, cangrejos, caballitos de mar, algas… construidos igualmente con material reutilizable se han visto obligados a “convivir” con toneladas de residuos y basura que también ha quedado expuesto en un mural en el pasillo de 2º tramo.
Los estudiantes de Secundaria han realizado varios árboles de Navidad con material reciclado que en su estado original bien podríamos encontrarlo tirado en el fondo de cualquier zona del Mar Menor.
A pesar de todo, no queremos ni vamos a ser pesimistas porque tal y como nos enseña nuestro Evangelio, la Navidad también es tiempo de esperanza, fe e ilusión. Por tanto, los alumnos del Santa María del Carmen han querido fusionar esta realidad medioambiental con los deseos de pronta recuperación de nuestra laguna, pidiéndole a sus Majestades los Reyes de Oriente que traigan en las alforjas de sus camellos alguna solución para que peces, caballitos, medusas y cangrejos vuelvan a sonreír en las cálidas aguas de nuestra costa.
Dichos deseos los hemos agrupado en una carta colocada en el Belén del vestíbulo del centro para que cuando los Reyes nos visiten puedan cogerla y comprobar que todos los niños y niñas del colegio van a vivir estas fiestas con mucha alegría e ilusión, pero sin olvidar que todos estamos involucrados en construir cada día un mundo mejor.